martes, 2 de junio de 2009

Horacio V

“…pero que las hay las hay: Hechiceras y Magia Negra en el epodo V de Horacio”
Esta charla tiene como intención hacer una presentación de la magia en el mundo antiguo, más precisamente en el período agustal en Roma a través de un texto clave para este tema, como ser el epodo V de Horacio. Este poeta vive a fines del siglo I a . C. Su padre, que supuestamente fue un liberto, o sea un esclavo manumitido, le brindó una educación propia del hijo de un hombre libre del orden ecuestre o senatorial. A través de Virgilio conoce a Mecenas en el año 39 y se integró en su círculo literario que está a las órdenes del princeps Augusto.
La producción poética de Horacio se suele dividir en dos grandes grupos: los poemas líricos y los poemas no líricos. Al primer grupo corresponderían los Epodos y las Odas y al segundo, Sátiras y Epístolas incluyendo el Arte Poética. Las Odas y los Epodos integran el grupo de la poesía lírica. Las primeras siguen el modelo de Alceo, Safo y Píndaro que escribieron poemas al ritmo de la lira y que responden al campo de la oralidad. Formalmente este tipo de poemas está caracterizado por el uso de una métrica especial llamada eólica, por ser propia de los poetas eólicos Safo y Alceo. Por su parte, los epodos no pertenecen estrictamente a lo que los antiguos llaman lírica porque en sus orígenes no se cantaban y su contenido más que una alabanza comporta una maldición, a veces hasta una poetización del insulto. El creador del este género es Arquíloco de Paros, en el siglo VIIa C. Estos textos utilizan como métrica fundamental el yambo.
Existe un vínculo entre Sátiras y Arte Poética ya que ambos libros están escritos en hexámetros, verso cuyo máximo exponente fuera Homero, y que en Roma se usó para los relatos épicos y la poesía didáctica. La sátira romana tiene ese “carácter satírico” de invectiva pero no es sólo eso, puesto que también fue una poesía de carácter político que sirvió para atacar a diferentes grupos sociales con los que el poeta estaba en desacuerdo.
En cuanto al tema de la magia comencemos por decir que ésta comparte con la religión la creencia en los ritos donde el hombre atiende a la realización de sus deseos. Pero existe entre magia y religión una diferencia sustancial de actitud. El hombre pío implora a dios con sumisión, el mago da órdenes.
Hay diversas posiciones con respecto a la magia y a la religión. Frazer sostiene que la magia es anterior a la religión de donde surge esta última. Eliade y Dumézil afirman que la magia y la religión son dos actitudes opuestas que el hombre sostiene delante de lo sagrado y que coexisten en todas las épocas. Por su parte, Barb piensa que la magia no se puede desarrollar sin la religión y sin la creencia en lo sobrenatural con lo cual no puede estar separado de la religión. Según este autor, la magia deriva de la religión que se corrompe por la debilidad humana, se deteriora. Asimismo, la magia también tiene relaciones con la filosofía puesto que el mago tiene fe en una lógica que rige los astros, las fuerzas de la naturaleza y los elementos. Tupet la considera una filosofía desprovista de sabiduría puesto que mediante sus prácticas y medios busca comprender el mundo para servir a sus designios y no para someter sus designios al orden universal. La principal ambición de la magia es su eficacia. Muchas veces la magia tiene objetivos inocentes con medios criminales como es el caso que veremos descrito en el texto de Horacio.

En cuanto a la magia sympathetica hay dos principios que rigen su pensamiento:
1) Ley de Semejanza: lo semejante engendra lo semejante. El mago deduce que puede producir el efecto deseado con solo imitarlo. Los encantamientos basados en este principio se llaman magia homeopática.
2) Ley de Contagio: las cosas que alguna vez estuvieron en contacto siguen en contacto tras haber sido cortado el vínculo físico. Se deduce que todo lo que se haga sobre un objeto material afectará de igual modo a la persona que estuvo en contacto con ese objeto. Los encantamientos basados en esta magia se llaman magia contagiosa.
La magia homeopática está fundada en la asociación de ideas por semejanza, su relación es similar a la de la metáfora. Este tipo de magia afirma que las cosas que se parecen son la misma cosa. En cambio la magia contagiosa establece relaciones por contigüidad, como una metonimia, y afirma que las cosas que estuvieron en contacto siguen en contacto. Ambos tipos de magia pueden ser entendidos como magia sympathetica puesto que ambas suponen que las cosas actúan recíprocamente a distancia, que mantiene una atracción secreta. La magia sympathetica tiene preceptos negativos, o prohibiciones, y preceptos positivos. Esto quiere decir que nos indica no sólo lo que hay que hacer sino también lo que no hay que hacer. Los preceptos positivos son los encantamientos, y los negativos los tabúes. Para la magia el tabú es la aplicación negativa de la magia práctica.
Asimismo, por extraño que pueda parecernos, para el mundo antiguo la magia comparte con la ciencia la creencia en que la sucesión de acontecimientos es regular y cierta, estando determinadas por leyes inmutables cuya actuación puede ser prevista y calculada con precisión. Pero para la magia, estas leyes trabajan sobre el plano simbólico.

Presentemos la traducción del texto. Horacio, Epodo V. Traducción de Leonor Silvestri:

“¡Pero, por todos los dioses en el cielo que rigen las tierras y el género humano! ¿Qué es este tumulto? ¿Por qué sus atroces rostros se dirigen todos contra mí? Por tus hijos, si Lucina estuvo presente en tus partos verdaderos. Por el honor inútil de esta púrpura. Te suplico. Por Júpiter que no aprueba lo que hacen. ¿Por qué me contemplas como una madrastra o como una fiera herida con el hierro?”

Cuando tras quejarse de este modo con temblorosa boca, quedó inmóvil el pequeño, cuerpo impúber, que hubiera podido ablandar hasta los corazones de los tracios, Canidia, que tenía su revuelto cabello atado con diminutas viboritas, ordena que los higos arrancados de los sepulcros, ordena que los cipreses funerarios y los huevos embadurnados con la sangre de una rana rubeta y la pluma de una strix nocturna y las hierbas que Iolcos e Hiberia, rica en venenos, producen, y los huesos de la boca de una perra hambrienta se consuman con las llamas de la Cólquide. Y la expeditiva Sagana, por toda la casa va esparciendo agua del averno, eriza sus cabellos como un erizo de mar o un jabalí que corre. Veia, sin ningún cargo de conciencia, cavaba con duros azadones la tierra, mientras se quejaba del esfuerzo, para que el niño, después de ser enterrado, como sacan la cabeza mientras flotan los cuerpos suspendidos hasta el mentón en el agua, pudiera morir tras muchos días ante el espectáculo de los alimentos reemplazados dos o tres veces por jornada. Y luego con la médula y el seco hígado harían una poción de amor cuando sus pupilas fijas en el alimento se consumieran. Y creen en la ociosa Nápoles y en todas las ciudades vecinas que la arimense Folia, de impulsos sexuales masculinos, no faltó a la cita, la que hace descender la luna y los astros del cielo con cantos tesálicos que atraen con sortilegios. Entonces la salvaje Canidia royéndose la uña del pulgar con diente lívido, qué fue lo que dijo o qué fue lo que calló?:

“¡Fieles protectoras de mis asuntos, Noche y Diana, que riges el silencio cuando los sagrados arcanos que ocurren, ahora, ahora, ahora, preséntense y vuelvan su ira y su poder contra las casa enemigas! Cuando las fieras debilitadas por el dulce sopor se ocultan en las selvas temerosas, qué al viejo verde ungido con el nardo que mis manos no podrían haber hecho mejor le ladren los perro del barrio La Suburna para que todos se rían de él. ¿Qué ocurre? ¿Por qué no sirven los venenos crueles de la bárbara Medea con los que huyó tras vengarse de su soberbia rival, la hija del gran Creonte, cuando la nueva novia se colocó el manto, regalo empapado en peste ardiente? Pero si no existe hierba o raíz de inhóspitos lugares que se me escape. Duerme él en su lecho impregnado de mis contrincantes por el olvido. ¡Ay, ay, anda suelto, liberado por el hechizo de una hechicera más sabia! ¡Varo, que te juro te haré llorar mucho, no con pociones comunes volverás a mí ni fórmulas marsas te harán entrar en razón! ¡Prepararé algo mayor, para tus desdenes una poción mayor, y el cielo se colocará por debajo del mar y el mar sobre la extendida tierra antes de que no ardas por mi amor como el betún de negras llamas!”

El pequeño, ya no como antes tratando de ablandar a las impías con dulces palabras, sino dudando si romper el silencio, lanza imprecaciones tisteas:

“Los venenos pueden alterar lo bueno y lo malo, pero no pueden alterar los designios humanos. Yo las maldigo, y esta maldición no podrá ser expiada con víctima alguna. Es más, cuando haya muerto obligado a perecer, volveré como un Furor nocturno y buscaré como una sombra sus rostros con curvas uñas, porque esto es propio de los dioses Manes. Y sentado sobre sus inquietos corazones, llevaré el pavor a sus sueños. La turba de barrio en barrio y por todas partes las golpeará lanzándoles piedras a ustedes, viejas obscenas, y los lobos y las águilas dispersarán sus miembros después de desenterrarlos, para que mis padres, pobrecitos -que me sobrevivirán-, no se pierdan este espectáculo.”

En el epodo V, Horacio describe una escena donde cuatro brujas preparan el rito para sacrificar a un niño a fines de hacerlo morir lentamente y poder así elaborar un filtro de amor con su hígado y su médula. El poema comienza con el monólogo del niño que pide clemencia, recurso patético que gana adhesiones inmediatamente en contra de las brujas. En época romana, este recurso era doblemente eficaz porque además de tratarse de un niño de corta edad, se trataba de un niño libre según se ve en la descripción del atuendo del mismo. El discurso del niño también cierra el poema, no ya suplicando sino maldiciendo a las brujas y ofreciendo su propio cuerpo, que está condenado a morir, como víctima sacrificial para afectar a posteriori a las brujas. Por último, el niño menciona a sus padres que lo sobrevivirán y rompiendo el orden natural de sucesión vida y muerte e imagina la venganza de estos; lo cual en boca del pequeño a punto de morir es un final efectista del cual no hay ningún tipo de salida a favor de las brujas. De acuerdo con el rito y los propósitos de las brujas, el niño debe morir de hambre deseando intensamente el alimento, puesto que de morir de esta forma, esas propiedades serán transferidas al filtro que quieren preparar para Varo, objeto de deseo de la bruja mayor en cuestión, llamada Canidia. Como se deja ver, Canidia ya ha preparado otras ungüentos mágicos para que Varo vuelva con ella, pero estos no han surtido efecto con lo cual, se ve obligada a preparar algo más eficaz, más fuerte. El objetivo de los filtros es que el amante afectado por el mismo sufra dominación, sumisión. El deseo intenso es una patología que afecta el cuerpo y el alma. Según Winkler, enamorarse es muchas veces enfermarse. El niño es simplemente un objeto y es tratado como tal, no inspira ningún tipo de sentimiento en las brujas que lo piensan como los demás componentes somáticos de su hechizo. En la maldición del niño se ve claramente como funcionan, según Horacio, las deferencias entre la religión y la magia: venena mágnum fas nefasque, non valent/ convertere humana vicem. Los venenos valen lo suficiente para cambiar ciertas situaciones pero no pueden cambiar lo que está bien y lo que está mal, en términos de que permiten los dioses, ni el destino de los seres humanos. La magia se sirve de los dioses para fines non sanctos pero eso tiene un precio que las brujas- según Horacio por boca del niño- pagarán. Canidia es vista como una madrastra, noverca, relacionada con la bruja y madre asesina por antonomasia, Medea, la cual es mencionada en el poema aludiendo asi al grupo de las mujeres impías que matan a sus hijos.
Se infiera que la relación amorosa con Varo es una relación descarnada donde Canidia quiere someterlo y hacerlo sufrir más que amarlo según nuestra concepción moderna del amor. El amor en la antigüedad tiene que ver con las pasiones más oscuras y no con lo que nosotros denominamos amor en la actualidad. La cama o el tejado durante la noche son los escenarios predilectos de los filtros de amor. En los filtros de amor se incorpora el tema del deseo y la autonomía femenina en vez de suprimirlos pero lo hacen dentro de los modelos masculinos y familiares de competencia donde cualquier deseo es una irrupción peligrosa de la propia autonomía y en particular el deseo femenino que debe ser controlado por los hombres. Esto supone, como afirman muchos autores, que no hay que seguir ignorando las instituciones del terror que han circunscrito la experiencia de las mujeres durante siglos, de los cuales la magia es sólo una práctica desde algún punto de vista contracultural y el único espacio discursivo posible para la mujer en la antigüedad. En ese orden de cosas, la tendencia moderna de investigación, sobre todo la de los estudios culturales, cree ver en la magia el recurso de los miserables y oprimidos por una sociedad injusta. Finalicemos tan sólo por volver a pensar lo que Michelet afirma : “La hechicera es la hija de la Miseria. Ella es la esposa de los revoltosos. Ella es el fruto de la revuelta maldecido por la Iglesia y el Poder.” Ella es sin duda una de las expresiones más constantes de la desesperación humana.


Bibliografía

Frazer. La Rama Dorada. FCE. D. F. 1996.
Horacio. Odas y Epodos. Ed Cátedra. Madrid. 1997.
Q. Horati Flacci. Opera. Editor Klinger. Teubner. Alemania. 1925.
Tupet. La Magie dans la Poésie Latine. Les Belles Lettres. Paris. 1976.
Winkler. Las Coacciones del Deseo, antropología del sexo y el género en la antigua Grecia. Manantial. Buenos Aires. 1994.

1 comentario:

lady morbo dijo...

Leonor

Me fui a preparar un café para leerte largamente, disfruté mucho estos últimos 4 artículos, siempre sintiendo que hago algo realmente importante cuando leo este blog, y aprendo, me gusta como relatas lo que ya me encantaba desde antes.

Magia, muerte, espejos

Felicito la forma fascinante en que escribes