sábado, 6 de marzo de 2010
Leonor Fini
Tal vez porque las mujeres artistas son usualmente las esposas, compañeras o amantes de algún famoso pintor, la historia de la artista plástica Leonor Fini , por lo general incluida entre los surrealistas, por compartir el interés en lo onírico y la sugestión, no suele estar entre las más conocidas. Sin embargo y pese a la cercanía con el grupo y en muchos casos la amistad con Max Ernst y Leonora Carrington, aunque Eluard y De Chirico escriben el prefacio del catálogo de su primera exposición personal en Nueva York en 1938, Fini nunca se consideró una surrealista. Su mal temperamento y sus enfrentamientos y desafío contra André Bretón por su “homofobia y misoginia” son proverbiales. Algunas voces dicen que es la artista mujer más importante del siglo XX y una de las pocas cuya figura no está ligada a la de un varón. Lesbiana, bisexual, surrealista, son todas definiciones que alguna vez le dieron, a todas las rechazó. Los temas surrealistas son recurrentes, pero en su mano, se convierten en un arma contra las convenciones sociales, incluso las de pertenencia a los grupos de elite de artistas.. Erotismo mórbido y macabro que beben de la filosofía de Bataille en su regreso a los aspectos primitivos del ser humano, Leonor Fini fue una autodidacta con conflictos para ser incluida en ningún grupo porque pintaba “cuadros que no existen y que desearía ver” según declara.
Nuestro país tiene el extraño honor de haberla visto nacer en 1907. Tras el divorcio de sus padres, su madre vuelve con ella a Triste, Italia. Allí comienza su historia de ambivalencia y experimentación con el género: como en el mito egipcio-romano de Ifis, su madre la trasviste de niño durante 6 años para evitar que su padre se la lleve secuestrada. Más aun, en la famosa presentación con el grupo de surrealistas de la mano de Carrington supuestamente, Fini apareció vestida como un cardenal porque le gustaba “la naturaleza sacrílega de vestirse como un cura, y la experiencia de ser una mujer vistiendo ropas de un varón que nunca conocería el cuerpo de una mujer”. Se la cree bisexual, aunque resistió toda clasificación. De hecho en una entrevista de 1982 confesó: “he experimentado con mujeres pero no deseo ser lesbiana”. Fini pasó toda su vida en Francia, sin casarse nunca, todo una provocación para su época, siempre vivió en completa libertad sexual, autonomía y llena de voluptuosidad. Durante 40 años convivió con Stanislao Lepri, un diplomático que se convirtió en artista plástico y Canstanine Jelenski, un escritor polaco. Ambos tuvieron que competir con tantos como 23 gatos.
Cuadro 1
Sus mujeres andróginas y fantásticas son el centro, libres del deseo de la mirada masculino. Su arte modifica y reinventa las condiciones de visibilidad de la mujer sexual fuera de la economía hetero/homosexual clásica y contribuye a nuevas narrativas visuales y esteticas del yo femenino. Fini pinta visiones de transformación donde el género no condiciona la sexualidad. En “El intervalo”, una mujer le mira el sexo a otro ser de inmensa cabellera roja fuego, que parece ser otra mujer, para luego descubrir en el devenir de la serie, que se trata ni más ni menos que de Febo, el dios Sol.
Cuadro 2
Sus pinturas remiten todas un poco ella: mujeres gatunas y misteriosas de sensuales bocas. Metamorfosis erótica de ambigüedad y exploración en mujeres y animales, especialmente gatos, su tótem, como mensajeros de poderosa fuerza psíquica inconsciente e irreal. Re-significando el mito de Psique y Eros que pasó a la fama de la mano de Apuleyo en el Asno de Oro, la Psique de Fini en su cuadro homónimo observa dormir a un gato gordo. Sus trabajos reducen la posición masculina, en vez de combatirla.
Cuadro 3
Leonor Fini aseveró “Toda la pintura es erótica. Ese erotismo no tiene necesariamente que estar en el tema. Puede estar en la forma con que se pinta un ropaje, en el diseño de una mano, en un pliegue.” Así las cosas, después de la Segunda Guerra Mundial, sus trabajos incluyeron diseño de indumentaria para el Ballet de París, las películas 8½ de Federico Fellini's (1963) y A Walk with Love and Death de John Huston's protagonizada por otra rareza, Angélica Huston. También diseñó en 1937 en la forma del torso de Mae West el frasco de perfume Shocking para Schiaparelli, e hizo muestras con sus propios muebles.
Leonor escribió memorias, fragmentos, poemas en prosa y narrativa. Hay nueve documentales sobre su vida "La Légende cruelle" de Gabriel Pommerand y Arcady (1951), y "Leonor Fini" de Chris Vermorcken (1978) y cuenta con una página propia post mortem que depende de una de sus amigas, Arlette Souhami: http://www.leonor-fini.com/ en Galería Minsky, llamada así por ser un término de cariño que Fini usaba. Allí se encuentra una exposición permanente, información y obras a la venta.
Se podrá ver en Fini qué pintores aprecia y disfruta, como los prerrafaelistas, pero, como dijo Aira de la poeta Marosa di Giorgio, su arte no se parece al de nadie. Habida cuenta de ello es un dibujo del ser nuevo que como dios asiático, ostenta un falo, pechos y cabeza de gato.
nota by Leonor Silvestri
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Intervencion de Pedro Soler Barcelona 2010
Trieste no es Triste
(aunque algo melancolico si que es)
/
competir ?
uno era mas amigo que amante y el otro mas amante que amigo
(y tenia una sirviente k daba a comer a sus gatos)
/
aunque en algun sentido vuelve al mismo
para mi no
"
reducen
"
si no, ponen en su sitio
/
muy bonito tu homenaje :)
gracias para enviarmelo
me ha hecho mucho illusión
kiero mas !
/
podria ser bonito
(entre tanto BReton y Bataille)
mencionar el texto k le dedico jean genet
"lettre à leonor fini"
es una persona importante en nuestra linea
y inclasifiable como ella
/
comparto tantas cosas contigo y con ella
este rechazo de clasificacion
/
tal vez
importante de decir que ella ganó su vida desde 16 anos con su pintura
NUNCA DEPENDIO DE NADIE ECONOMICAMENTE
(ver A room of one's Own de la Woolf)
/
gracias otra vez hermosa
xxx
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