martes, 13 de marzo de 2007

MUJERES QUE ESCRIBEN DESDE LA CÁRCEL, MUCHO MÁS QUE EL GRITO DE LAS SILENCIADAS


Yo no fui (2ª edicion- Voy a salir y si me hiere un rayo. 2006)

Para Ana, Betty, Silvia, Gisel, Edda, Dana, María, Lucía


A mediados del corriente año, en un festival internacional llamado “Salida al Mar” hubo una mesa de “Poesía y política”, lo mismo que en el Festival de la Unidad 31 (Cárcel de mujeres de Ezeiza) organizado por María Medrano. Y celebro que esto sea así porque en general se percibe cierta dejadez menemista post dictadura, a la hora de hablar de estos temas. O mejor dicho, todos o casi todos los involucrados en la poesía partimos del supuesto, erróneo, que todos entendemos lo mismo por política y estamos a la izquierda de lo que haya que estar, y la verdad es que muchas veces nos llevamos sorpresas.
Mencioné el festival “Salida al Mar” y debo confesar que esta charla es deudora de esa mesa de política donde Sergio Raimondi, (poeta, ensayista, especialista en literatura antigua) introdujo una serie de ejes de análisis para el tema que yo tomaré, adaptaré, y hasta ampliaré para tratar, ya no, como fue su caso, a poetas varones, libres, contemporáneos, sino un libro de poetas mujeres hecho en la cárcel. Es decir el no lugar de la literatura: mujer y presa . Nada podría estar más por afuera de todo y me parecía interesante entablar ese diálogo crítico con aquel material simbólico-literario que, me da la sensación, a priori no será tratado críticamente como podría ser tratado otro libro de otro poeta porque la enseñanza superior, léase universitaria, es una trama de instituciones y costumbres que ordena y legitima los ascensos y las disputas simbólicas donde la poesía en general no tiene cabida, pero mucho menos una producción que “torpemente” podría ser leído como simple acción social. Lo mismo ocurre con la literatura de mujeres de la antigüedad, que es solamente analizada como testimonio de las más diversas cuestiones no literarias como ser la antropología y la historia sin llegar al meollo de aquello que es la literaturnost . Y no porque crea firmemente en el discurso crítico académico como autentificador y legitimador más que en otros discursos que pueda revestir la misma función, de hecho muchos de los poetas son universitarios y han conocido a otros poetas mayores muy por fuera de los claustros e independientemente que sus revistas académicas o la revista Ñ las promocione.
Entonces habiendo, establecido que mi objeto de estudio crítico-literario será el libro titulado Yo no fui, y habiendo hecho las aclaraciones del caso acerca de a quién tome, aunque más no sea, como parte del modelo crítico, pasemos a establecer alguna de las premisas o ejes base de este trabajo.
La primera fue establecida por el Indio Solari y dice lo siguiente: “todo preso es político”. En nuestro caso, “toda presa es política”. La primera pregunta que cabe hacerse es si se seguiría lógicamente que la poesía hecha, entonces, por una presa es política. En principio, y bastante arbitrariamente, por el momento, me atrevería a decir que sí, porque no hay literatura que no sea política y la literatura escrita en la cárcel es la más política de todas. Más aún, siguiendo a Raimondi quien sigue a los post-estructuralistas (Barthes, Derrida et alii), lo político queda establecido por un efecto de lectura y toda lectura es política aunque no intente serlo. En resumidas cuentas, toda lectura es política aunque no desee serlo o piense que no lo es, del mismo modo que toda materia literaria es susceptible de obtener una lectura política aunque su tema no lo haya habilitado previamente y de entre todas las literaturas posibles, aquella escrita por mujeres presas es la más política de todas. Para explicarme mejor, porque creo que es posible afirmar que toda lectura es política pero especialmente esa hecha sobre la poesía de la cárcel, y desde la cárcel citare la autobiografía de Malcom X quien estuvo una parte de su vida preso: “Por primera vez podía tomar un libro y ahora sí comenzar a entender lo que el libro decía. Cualquiera que haya leído mucho podría imaginarse el nuevo mundo que descubrí. Déjenme decirles algo: desde entonces hasta que dejé esa prisión, cada momento libre que tenía me lo pasaba leyendo en la biblioteca o en mi camastro… Pasaron meses sin que siquiera pensara acerca de mi encarcelamiento. De hecho, hasta entonces, nunca me había sentido tan libre.” Leer es, entonces, una estrategia interpretativa aprendida e históricamente determinada y necesariamente afectada por la categoría de género : Leer es leer como un varón blanco privilegiado. Leer es leer a varones blancos privilegiados.
Ahora bien, político deriva de pólis, y de aquí que tan insistentemente los grupos de poder escondidos tras esa burla llamada “postmodernidad” intenten menoscabar la importancia del aspecto político en cualquier ámbito que no sea el parlamentario estrictamente, confundiendo ostensiblemente estado con ciudadanía, relativo a la pólis, es decir todo aquello que concierne a la ciudad, al lugar donde uno habita, de lo cual se desprenden dos apartados excluyentes que espero estar a la altura de saber resolver: el primero, si decimos que no toda literatura es política, o que no toda lectura es política, estamos permitiendo(nos) pensar que la literatura no es siempre relativa a la pólis, al bien común establecido por el sofista Protágoras en el siglo V , y así nos plegamos a un discurso que ve en la literatura y especialmente en la poesía como género perteneciente a la literatura, por razones largamente abordadas, una actividad burguesa, ociosa e inútil que no tendría entonces una práctica, tomando esta palabra en su sentido anfibológico, como praxis concreta y material y como cuestión de orden práctico-económico. 2) ¿Si la política es lo relativo a la pólis cómo es posible que entonces yo esté afirmando que una poesía hecha en una cárcel es la más política de todas?
Creo que ambas cuestiones pueden ser refutadas si partimos de la base de que la poesía debe generar sus propias condiciones de lectura e interpretación. Por un lado, la primera cuestión, pienso, se autocontesta, si afirmamos que no toda literatura es política, entonces abonaríamos y alentaríamos el discurso que sostiene que la poesía no es de orden práctico y no podríamos restituirle su carácter originario de poesía como póiesis, del verbo poeiéo, hacer con las manos, realizar, como lo haría cualquier otro obrero u artesano. La segunda cuestión más bien tiene que ver con tomar a la poesía como acto de resistencia, transformación del silencio en leguaje y acción con un poema, último bastión de la individualidad, de la subjetividad necesaria en términos de la filósofa francesa feminista, Monique Wittig, para llevar acabo, entre otras cosas, el cambio social, y la cito en traducción de su libro La mente recta/hetero : “Esta verdadera necesidad de que cada uno exista tanto como individuo y como miembro de una clase social, es quizás la primera condición para lograr la revolución, sin la cual no puede haber verdadera lucha o transformación. Pero lo opuesto también es verdadero, sin clase y sin conciencia de clase no hay sujetos reales sino individuos alienados/enajenados. Para que las mujeres contesten a la cuestión del sujeto individual en términos materialistas primero hay que mostrar… que los problemas que son supuestamente “subjetivos”, “individuales”, “privados” son de hecho problemas sociales, problemas de clase; que la sexualidad no es para la mujer una expresión individual y subjetiva sino la institución social de la violencia misma.”(página19). Por ejemplo, y para ver cómo funciona esto en el poema, baste citar a Elisa, luego volveremos sobre la cuestión del nombre:
“Quiero que llegue ese día/ para poder estar en casa y esa mañana acostarme a tu lado/ dormir hasta tarde en tu cama, sentir tu suave respiración/ y el olor de tu cuerpito, tu boca y tus manitos/ tocando mi rostro para que quede por siempre en mi memoria”
Los tres primeros versos trabajan sobre el erotismo, el texto bien podría hablar acerca del deseo, incluso mediante la incorporación de la variable ocio, como para ejercer ese deseo (recordemos que la visita íntima en la cárcel que se lleva entre los casados cada quince días sólo puede tener un lapso determinado). Luego el uso de los diminutivos introducen la dimensión familiar amorosa ligada a la memoria. Todo esto nos remonta a otra cuestión que dejé irresuelta, a saber: el tema no define la poesía política o una lectura política de la poesía. Cualquier poema puede ser leído políticamente y devenir poesía política. En primera instancia, porque hay una diferencia entre la poesía política y la poesía partidista o proselitista o de barricada, más allá de las duras críticas en muchos casos infundadas que recibió esta última. Es decir, aquella poesía que participa autoconcientemente de la estructura partidista como ser Maiacovski y aquella que se propone políticamente pero no participa de esa estructura (Bignozzi, Bellessi), hasta llegar a esa otra poesía que trabaja sobre lo político como lo público porque la política no es sólo lo que ocurre en la casa de gobierno. Ni tampoco la poesía política pertenece al realismo, aunque sí de manera oblicua lo puede mantener en su base.
Para comprender este enfoque, que vamos esbozando, hay que comprender que es necesario dejar de considerar a la poesía como ente abstracto anterior a nosotros y devolverle su significado histórico donde economía y política se entrecruzan constantemente, de allí que cualquier poema escrito en una cárcel se vuelva político aunque su tema no lo sea en apariencia y ése no haya sido su aliento compositivo porque como todos sabemos, o espero sepamos, las cárceles no están llenas de “los malos” sino de personas que son sólo el síntoma de los problemas sociales que podrían estar bien ocurriéndonos a todos nosotros. La poesía y su espacio están tan construidos por el capitalismo tanto como otros espacios y como nosotros mismos, aunque creamos que no, o aunque no nos detengamos a pensarlo creyendo que si ignoramos el capitalismo el mismo deja de concebirnos y pautarnos.
Finalmente, para comenzar a morder la carne de los poemas, digamos entonces que la cuestión formal es política en una poesía para ser leída políticamente. Es decir, es menester considerar objetivamente la técnica del poema como instancia política. De allí que hasta la marca sobre el papel, el autógrafo, de estas mujeres muchas de las cuales deciden firmar sin su apellido, quizás como forma de ocultar su presidio y el estigma social cuando salgan, pero este acto puede ser resemantizado y leído como la negativa de algunas de ellas a utilizar el nombre del padre, porque, como todos sabemos, los apellidos de mujer en español son siempre del padre. También los caligramas impresos y manuscritos de este libro, que muestran y explicitan cómo fue esta poesía hecha materialmente hablando, es política, porque no vayamos a pensar que acá hay computadoras y que estas poetas tipean sus textos, sino que esos textos son escritos en papel y luego pasados, principalmente por su profesora de taller, y este libro reproduce esta instancia de copia medieval manuscrita que para mí es del orden de la resistencia que hablamos al principio; pero que también adhiere a algo de que en el lenguaje, a diferencia de lo que cree Saussure y pensando en lo que plantea Voloshinov, lo individual es siempre social e histórico y material. Por otra parte, está la cuestión del nombre que como dice su editora “... no indica sólo la ironía que está a la vista, también es lo que puede leerse entre líneas: que estas mujeres no fueron silenciadas…Yo no fui es una muestra de lo que con esfuerzo lograron construir y defender en el encierro: un puente con el afuera que las espera, una ventana para comunicarse con el exterior y la posibilidad de participar en la actividad cultural de una ciudad que vive de espaldas a esa otra ciudad que engendra en su interior. Una ciudad adentro de una ciudad. Unir lo que está separado, de eso se trata; de acercar la lejanía y preparar la salida.”
Y esto me remite a otra cuestión, que es la clase social de los poetas de nuestro país. La mayoría de los poetas son gente de clase media alta y hasta a veces acomodada, blancos, que nunca podría barajar la posibilidad de encontrarse aquí. Sin embargo, hay quienes creen que la poesía no es un lujo o una excentricidad de la cual, de tanto en tanto y para mostrar cuán democrático es el sistema cultural en nuestro país, se invita a algún poeta no extractado de esta clase social, al menos en apariencia y quizás dado su hablar y color de piel pero nada más. Hay un nexo entre género literario y clase social: Lorde dice en Age Race, Class and Sex: “De todas las formas de arte, la poesía es la más económica. Es la más secreta la que requiere el menor trabajo físico, la menor cantidad de material, la que puede ser hecha durante los turnos de la fábrica, en el hospital, en el subte, y sobre los restos de desperdicios de papel”. La poesía se puede hacer en la cárcel. Pero además la poesía carcelaria, diferente a la poesía tumbera que como todo género tumbero deberíamos detenernos a pensar si se trata de sólo un producto más de la industria cultural, permite mantener y ejercitar un acto de intimidad en un lugar donde la intimidad está borrada por el control total y permanente, deviniendo político en el sentido de lucha y resistencia. Por ejemplo, en el texto de Marcela: “Un paseo por el río/un día soleado en/la moto con Cristian/una noche estrellada/ y el viento tajeando/nuestros rostros/Más velocidad, adrenalina/recuerdos, risas que/quedaron atrás en/otra vida.” O el de Vilma “Tiempo es la espera…/ de una niña preguntando/ ¿Dónde está mi abuela? / el tiempo le dice: / muy pronto estará tu abuela/contándote un cuento/ sentada a tu mesa”. Los puntos suspensivos del primer verso citado son la marca tangible en el poema de esa espera, la abuela del poema que la nena no sabe dónde está, podría estar muerta (en la tumba de hecho sí está); la reproducción de la escena familiar: pobreza, no hay camas, la literatura se cuenta en el único mueble fijo, la mesa, el lugar más importante porque allí se come. El gesto es político, pero la caricia también. La intimidad también puede referirse a lo puramente erótico como por ejemplo en Betty Pastrana: “Pequeña muerte/el abrazo/rompiéndonos/nos junta”.
La identidad política refiere al activismo basado en una identidad común compartida por un grupo de personas. La poesía ha ejercido desde siempre un papel central para la construcción de una identidad propia y de una comunidad. Tal como dice Lorde en su ensayo “Las herramientas del amo nunca desmantelarán la casa del amo”: “Ellas (Las herramientas del amo) puedan quizás permitirnos derrotarlo temporariamente en su propio juego, pero nunca nos permitirán hacer llegar el cambio genuino. Y esto sólo amenaza a aquellas mujeres que todavía definen la casa del amo como su única fuente de apoyo. La poesía es la manera en la que encontramos para nombrar lo que no tiene nombre para que pueda ser concebido en la mente”. Por ejemplo en los poemas de Silvia Elena Machado “¿Será que mi Ausencia/ es percibida/en objetos personales/meados de tristeza?// ¿Será que mi Ausencia/los detiene/los amarra/en ese cintilar atemporal?// ¿Será que en una verónica redentora/mi Ausencia da/lugar/espacio/cuerpo/ a la presencia?” o en “Ausencia /no los detengas/Ausencia/desdibújame del/garabato familiar/Ausencia/libérame/ de la oración nocturna/la niña me nombra/Ausencia/ que la Amada /ya no me espere./Ausencia/la oración nocturna/jala el corazón/caotiza las neuronas-/Ausencia.”
En su tesis sobre Feuerbach, Marx plantea que la falla fundamental, de todo materialismo precedente, reside en que sólo capta la realidad, lo sensible bajo la forma de objeto o contemplación y no como actividad humana sensorial, como un modo subjetivo. Yo no fui es luchar por hacer realidad la afirmación de que es posible que una mujer, leyendo como mujer, lea literatura escrita por mujeres. Escribir y leer como mujer y aunar ese movimiento en una como presa pero no como tumbera porque no está muerta quien resiste y ofrecer desde el primer momento esta última palabra al otro porque el sentido de una obra no puede hacerse sólo.

Leonor Silvestri

2 comentarios:

Unknown dijo...

diario de una poeta mala desde Irlanda dijo...
me parece un poco fuerte no?
pero bueno
a veces al debate se contesta con insultos
a mi como participante de ese tu proyecto me parece que tiene un punto
pero en fin
muy duro y al pedo
hay que calmarse a veces un poco no?

12:15 PM


diario de una poeta mala desde Irlanda dijo...
No puse ni pondre nunca su nombre porque ya ves como le estas trantando ademas de que supones que es un varon.
Me parece que tiene un punto observable y refutable claro si desde ya tambien.
REfutable desde el debate no desde el exabrupto.
No todas las cosas se firman con nombre, y tenemos derecho a subir lo que querramos incluso aquello que no nos guste del todo, porque a veces nos hace pensar.
Y simplemente no aclare lo que pienso yo porque lo que yopienso esta en otros espacios y ademas no tuve tiempo
Hago otras cosas, o trato, ademas de pelearme por internet

12:18 PM


y pongo todo aca porque realmente vos sos selva y todos son selva todos los blogs pero no se adonde ni cual es el tuyo personal

me parece que estaria bienq ue bajes un cambio no?
pero en fin
ya no se mucho mas que queres que haga

Selva Dipasquale dijo...

Leo, yo por las dudas, te aclaro, yo no estoy enojada, ni nada, sólo digo lo que pienso, y me parece con sinceridad, muy interesante el debate que se planteó a raíz de todo este diálogo, yo no tengo todas las respuestas para todo ni lo pretendo, más bien tengo un montón de preguntas y avanzo con mis proyectos con un montón de preguntas, dudas y entusiasmo. Podes enviarme mensajes a bocadito lunar, que es la columna que hago yo o a mi correo, no hay problema o a la página central de la Infancia del Procedimiento y estoy de acuerdo que todos tenemos derecho a subir lo que queramos y a debatir... No pretendo nada, Leo, quedate tranquila vos. Yo soy apasionada y hablo con pasión acerca de lo que hago, así como vos también lo haces, tal vez, con otras palabras, otros contenidos, pero sos apasionada también. Y cuando te deseé que estuvieras bien, y que esperaba que hubieses disfrutado de tu viaje te lo dije sin ironías, yo tuve la suerte de viajar mucho en la vida, también, por estudio, por trabajo,por militancia y por placer y es una de las mejores experiencias de la vida. Un beso. Selva